16/10/17

Matías fue fusilado el 29 de Marzo de 1937 por sus compañeros de regimiento. Los soldados de guardia lloraban y Matías les tranquilizó...

"Matías nació en Antigua, (Fuerteventura) en 1912, nieto del ilustre majorero Matías López Hernández, fundador de Gran Tarajal. Su madre, Dolores murió en 1922, y su padre contrajo segundas nupcias con Carmen Delgado Expósito. 

Matías estudió en Gran Canaria, demostrando sus habilidades artísticas, escultura, pintura, artesanía. Hizo el servicio militar en el Regimiento de Ingeniería. Con el triunfo del Frente Popular, fue secretario de la Federación de Obreros, y trabajó como contable en el Ayuntamiento de San Lorenzo, donde gobernaba el partido de izquierdas. También daba clases de pintura.

A raíz de la rebelión fascista de 1936, Matías López fue encarcelado. En esas fechas ocurrió la terrible represión franquista en San Lorenzo, siendo detenidos 21 miembros de la corporación municipal. En Enero de 1937 Matías fue juzgado en consejo de guerra acusado de rebelión, de huir y de tenencia de armas y explosivos. 

En el proceso fueron condenados a muerte Matías López y los 5 de San Lorenzo. Matias alegó: “Señores del Consejo yo les ruego que tomen en cuenta mi conducta militar y civil, pues nunca se me ha arrestado ni se me ha llamado la atención, siempre he cumplido con mi deber”.

 Inmaculada Pérez, autora de la obra ‘Muero como quien soy. Matías López Morales‘ ha constatado que murió por su ideología, que las acusaciones eran infundadas, y recupera para su recuerdo “la fuerte personalidad de Matías, un intelectual autodidacta, una persona formal para su edad, un demócrata que murió con honor y gritando a la libertad”.

En Enero de 1937 su madrastra Carmen viajó a la comandancia militar de Santa Cruz de Tenerife para pedir clemencia de rodillas al General Dolla La Hoz: “ayer me condenaron un hijo a muerte y no tiene causa ninguna para eso”, quien le contestó “señora no puedo hacer nada porque esa condena hace tiempo que la tiene el generalísimo en Burgos”. 

Bajando las escaleras, le pegó la boca a la oreja de Carmen “…nos tomamos unas cervecitas, bajo ese árbol, nos damos un paseíto y yo le doy la vida de su hijo”, a lo que Carmen respondió “a ese precio no compro la vida de mi hijo yo”. 

Unas monjas que se enteraron del motivo de la visita de Carmen al general, le dijeron “Si lo han condenado es porque es un malhechor y tiene causa para eso”. Carmen visitó a Matías, llevándole ropas, comida, tabaco, un ajedrez.. Juan, tío de Matías también le visitó constatando su entereza: ”no te preocupes de nada, los que me van a matar son los que tienen que temblar”.

Matías y los 5 reos de San Lorenzo fueron trasladados al campo de tiro. Los soldados de guardia lloraban y Matías les tranquilizó. Un teniente le ofreció una botella de coñac “tómate un buche para que te serenes”. Matías le contestó: “¿más sereno me quiere? Usted es el que no lo está, yo no bebo nunca, y hoy menos lo haré. Estoy escribiendo a mi padre varias cosas, y hablando con mi madre que es un ser extraordinario y ha venido a acompañarme hasta el último momento en que me van a asesinar”. 

Un cura le dijo “muchacho, confiésate que es el último momento de tu vida”. Él miro de arriba abajo, y le dijo “No señor, mi vida no se sabe lo que podría durar, Dios me la dio y él es quien podía quitármela, usted viene aquí a apadrinar el crimen. Su puesto está ante un jefe a decir que no sea un criminal despiadado dando órdenes de matar a hombres que no han cometido ningún delito y siempre han cumplido con su deber de ciudadanos trabajadores y honrados, muchos de ellos padres de familias, dejando huérfanos niños y mujeres sin amparo y sin consuelo de nadie”. El cura dio media vuelta y no volvió.

Matías fue fusilado el 29 de Marzo de 1937 por sus compañeros de regimiento. Carmen le limpió la cara embarrada de sangre y tierra, pues el oficial que le dio el tiro de gracia, estaba temblando y se lo dio en el ojo en lugar de en la sien. Carmen le decía “¡ay mi hijo, como te acribillaron las balas asesinas”. 

Después cubrió su cara con un paño rojo como Matías le había pedido, ya que “me matarán por rojo”. Se acercó el cura a decir un responso, y Carmen le dijo “Haga usted el favor de retirarse”. Ese día fueron igualmente asesinados los 5 de San Lorenzo. Los amigos de Matías, camaradas del Partido Comunista de Canarias, reunieron el dinero necesario para comprar el féretro y el nicho."              (Documentalismo memorialista y republicano, 28/09/17)

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