"El Dr. Rafael de Vega Barrera nació
el 23 de abril de 1889 en el pueblo burgalés de Zazuar. En Valladolid
estudió Medicina, como había hecho su padre y numerosos miembros de
generaciones anteriores de la familia, desde la época de la reina Isabel
II.
Cuando finalizó la carrera se fue a Madrid con la intención de
hacer la tesis doctoral. Estando allí fue convocada la plaza de director
cirujano del hospital municipal de Lugo. Concurre a la oposición que se
celebra en la Facultad de Medicina de Madrid y allí entre doce
opositores a la misma, se la adjudican a él, tras realizar unos
brillantes ejercicios.
Llegó a Lugo en 1916 y al año siguiente ya hace una denuncia pública calificando de indignante la situación del hospital lucense.
Escribe:
Los pobres y los desposeidos tienen derecho a la
asistencia médica, porque el derecho a la salud es un derecho de todas
las personas y ellos lo necesitan más.
Precisamente, este sería el principio fundacional de la Organización Mundial de la Salud, pero
este Organismo se creó 31 años después de que el Dr. Vega Barrera
expusiese públicamente su pensamiento, que llevó a la práctica en la
medida de sus posibilidades.
En el mismo año 1916 toma posesión el 17 de mayo de su plaza
de cirujano general en el viejo caserón de Santo Domingo que era un mal
sucedáneo de lo que es un hospital: grandes
salas colectivas sin ninguna ventilación y mínimos servicios
higiénicos. El quirófano era una habitación prácticamente sin
instrumental.
Desde 1917 la labor del Dr. Rafael de Vega como cirujano fue
extraordinaria. Realizó en el hospital multitud de intervenciones en
condiciones muy adversas, sin disponer en aquel viejo caserón de los
medios más elementales, incluso sin rayos X, y sin contar con un
laboratorio bacteriológico.
Ya a partir de la inauguración el 29 de junio de 1930 del
nuevo edificio, como hospital de Santa María de Lugo, tuvo el Dr. Vega
Barrera mayores posibilidades, atendiendo él mismo el servicio
radiológico. Durante la construcción del nuevo hospital que duró
alrededor de diez años, el Dr. Vega Barrera colabora con el alcalde D.
Ángel López Pérez y realiza varias visitas a Santander para conocer la
estructura del hospital de Valdecilla.
El Dr. Vega tenía grandes conocimientos anatómicos lo cual le permitía trabajar siempre en un campo operatorio exangüe y limpio; quizás este era uno de los motivos de su éxito.
Era un ser excepcional, un hombre justo, un caballero pletórico de
generosidad, rebosante de amor hacia sus semejantes, un cirujano dotado
de unas manos prodigiosas, compasivo y desprendido hacia lo indecible.
Persona de maneras exquisitas y de inigualable trato y una persona
altruista por naturaleza.
Era un firme partidario del progreso del género humano en
una época oscura en la que la enfermedad se cebaba en cuerpos
atormentados por el hambre y la miseria, el Dr. Vega abrazó
decididamente una causa de la República en la que veía la gran
oportunidad para dejar atrás el retraso secular existente en aquella
época.
En los dos últimos años de la segunda República ya había un
ambiente social muy irritado que no presagiaba nada bueno y así sucedió.
Tras el golpe de estado militar, fue detenido y pasó cien días
encarcelado antes de que lo fusilaran, tras un juicio sumarísimo plagado
de irregularidades y testimonios falsos, en el que fue acusado de
traición, pese a no ser militar y víctima de la envidia, odio y
resentimiento de sus colegas profesionales.
El crimen del Dr. Vega fue de una crueldad monstruosa. Los
testigos de cargo del proceso eran colegas que se sentaban a su mesa
para celebrar su onomástica. Quien pretendió aparecer como testigo de la
defensa fue arrestado y enviado al frente. Las mujeres que encabezaban
manifestaciones exigiendo su ejecución, eran cónyuges de aquellos que
poco antes se jactaban de su amistad. Para el pelotón de fusilamiento se
reclutó obligatoriamente a hombres que le debían la vida.
Don Rafael de Vega fue asesinado por ser un hombre bueno, por
preocuparse de sus semejantes, por ser sanador de almas antes que médico
de cuerpos. Don Rafael fue asesinado por hombres viles que albergaban
en su interior los peores sentimientos que es capaz de concebir el ser
humano: envidia, resentimiento y odio. Y en Don Rafael, además de a la
República en Lugo, se quiso asesinar a todo cuanto significaba la
palabra progreso.
La antigua residencia del Dr. Vega fue tiroteada y saqueada en
presencia de la mujer e hijos del Dr. Vega en repetidas ocasiones cuando
estaba en prisión. Los Falangistas se apropiaron de material quirúrgico
de gran valor y del vehículo particular de la familia Vega Barrera.
El sanatorio privado del Dr. Vega, todos sus bienes personales y
su finca de la calle Montero Ríos fueron incautados por el Nuevo Régimen
y su mujer e hijos tuvieron que luchar durante muchos años para
recuperar su patrimonio familiar. Se les impuso una multa mancomunada de
un millón y medio de pesetas de las de "antes". Tuvieron
que irse a vivir a León con unos familiares durante los años que duró
la guerra civil, posteriormente fijaron su residencia definitiva en
Valladolid.
El 25 de abril de 1952 mediante un Decreto de indulto fue
levantado el embargo del patrimonio de la familia del Dr. Rafael de
Vega, previo pago de una multa de 25.000 pesetas. Nunca fue publicado el
Decreto en un Boletín Oficial del Estado.
Rafael Pérez de Vega
Nieto del Dr. Rafael de Vega Barrera" (Búscame en el ciclo de la vida, 06/07/17)
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