19/5/11

Un grupo de falangistas asesinó en plena calle a una mujer embarazada de seis meses, embarazo que era notorio... la mataron ante sus vecinos

"El día 20, lunes, una vez detenidos y encarcelados los reunidos en la Casa del Pueblo, los falangistas de Valladolid, en unión de policías, guardias civiles y algunos soldados, se dirigieron a estos barrios con la intención de someterlos.

El despliegue fue extraordinario; colocaron coches y camionetas en las entradas y salidas de las calles y tomaron los barrios, recorriendo las casas una a una.

Muchos vecinos lograron escapar por las ventanas y patios traseros que daban a las vías del tren, refugiándose después en las afueras de la ciudad, por los sembrados y huertas.

Pero otros muchos fueron detenidos y asesinados allí mismo, en su propia casa, ante su familia y vecinos, como ocurrió con Alfonso Muñoz, de la familia “Los Cucarachos”; o sacados entre golpes y asesinados en alguno de los descampados cercanos a la ciudad, como los Montero; o en la propia calle, ante los vecinos.

Algunos se las arreglaron para resistir algunas semanas, para después ser detenidos y paseados o ejecutados, como ocurrió con los hermanos “Portillanos”, a los que sacaron de su casa entre golpes, llevándoselos en un camión junto con la esposa del más joven, Micaela Pasalodos, de apenas 23 años.

Así que, aunque los participantes intentaron escapar, los fueron deteniendo uno tras otro. La patrulla que operó en esta zona estaba compuesta por guardias civiles y falangistas en gran número. Solían aparecer con varios coches y cortaban las calles de la zona, desplegando sus efectivos por las aceras y obligando a los vecinos a salir a la calle, donde eran identificados, golpeados y detenidos.

Algunos lograron escapar, pero su fuga trajo como consecuencia la detención, apaleamiento e incluso la muerte de sus familiares como represalia y aviso a los demás.

Tras las detenciones de los hombres, la represión continuó ejerciéndose sobre los demás vecinos del barrio, sobre todo contra las familias de quienes habían logrado huir.

El día 7 u 8 de septiembre, un grupo de civiles uniformados de falangistas asesinó en plena calle a una mujer embarazada de seis meses, embarazo que era notorio. Los asesinos fueron a su casa para detener a su marido, quien pudo escapar por las ventanas y huir por las vías.

Ante esta huida, hicieron salir a la calle a su mujer y la mataron allí mismo, ante los vecinos. Se llamaba Gregoria Íscar Esteban, de 25 años, conocida como “Goya”. Su cadáver quedó tendido en el mismo lugar del asesinato y lo pudo ver mucha gente.

Este suceso, ocurrido en la calle Nueva del Carmen, ocasionó las protestas en voz alta de las vecinas de los barrios aledaños, entre las que se encontraban las mujeres de la Calle Alta, quienes ya habían sufrido cruelmente la represión ante sus propias familias.

Muchas de estas mujeres habían perdido ya a sus maridos, como la señora Lucía; otras tenían a los suyos escapados o detenidos. Estas vecinas habían visto ya muchos cadáveres de conocidos y amigos tirados en las calles; habían sido testigos de palizas, de detenciones, de sacas; y lo ocurrido con Gregoria Íscar debió de hacerlas perder los nervios.

Esa misma noche apareció un camión lleno de falangistas en la calle Alta. Comenzó a detener a las mujeres casa por casa, obligándolas a subir al camión. Todas ellas eran mujeres mayores (...)

Había algunas señoras más, en total unas diez o doce. Estas mujeres protestaban abiertamente, y eran amenazadas de continuo por los falangistas del barrio.

El falangista más peligroso era un tal Ovejo, que las conocía bien, pues antes de la sublevación había pertenecido a la Casa del Pueblo y vendía el periódico socialista en el barrio; por ese motivo conocía a la perfección las ideas que había en cada casa.

Una vez subidas todas al camión, éste se paró ante la casa de Fructuoso García, también conocido como “El Pequeño”, para detenerlo. Entonces él se hizo fuerte en la casa, gritando que estaba armado y que se llevaría a todos por delante.

Se formó un gran jaleo y en ese momento aparecieron los “Moros”, quienes, pistola en mano, obligaron a los falangistas a llevar el camión al Gobierno Civil, salvando así a las mujeres del paseo. Estas mujeres acabaron todas en la cárcel Vieja.

Los “Moros” eran unos hermanos que pertenecían a una antigua familia de requetés. Vivían en la zona, y su padre había sido guerrillero durante las guerras carlistas. “El Pretendiente”, en una de sus visitas a Valladolid, se había alojado en casa de esta familia.

Los requetés vallisoletanos se mostraron contrarios en muchas ocasiones a la violencia indiscriminada que practicaban los falangistas. En esta ocasión, como en alguna otra, se opusieron pistola en mano a los asesinatos, enfrentándose con los falangistas, de los que se consideraban enemigos." (www.represionfranquistavalladolid.org, 8 de mayo de 2011 | Fuente: | por Orosia Castán )

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